Autor: Dr. Roberto Rivera Pérez
Debido a que los cambios culturales tienden a ser paulatinos y no necesariamente benéficos a todos los sectores sociales, no fue antes del año de 1931 que legalmente las mujeres en México pudieron acceder al divorcio y la custodia de su descendencia; a partir del año de 1953, obtuvieron su derecho al voto, se incorporaron de forma legal al trabajo económicamente remunerado y obtuvieron el derecho sobre la adopción de forma independiente. No obstante, las mujeres mantuvieron su condición social como portadoras del honor-virtud de su familia de origen, esposa abnegada, madre amorosa y agente para la reproducción de los varones que necesitaba la nación posrevolucionaria. Situación que se mantuvo vigente, y que cambiaría parcialmente, sobre la base de las transformaciones culturales que provocó la década de los setentas con la introducción de la píldora anticonceptiva. Por tanto, los hombres y las mujeres, ya no necesitaría de la aprobación social del matrimonio para ejercer libremente su sexualidad.