LOS JUEGOS DE LA MASCULINIDAD Y SUS REPERCUSIONES

Autor: Dr. Roberto Rivera Pérez

Una de las primeras indagaciones sobre el significado del constructo de la masculinidad, fue el aporte del antropólogo francés Maurice Godelier en La producción de los grandes hombres. Poder y dominación masculina entre los Baruya de Nueva Guinea. Ensayo que se centró en mostrar los rituales, ceremonias y las cualidades que todo varón debe conquistar, para establecerse en una de las dos categorías existentes (los hombres comunes y grandes hombres). A razón de que no es el objetivo de esta nota, solamente se hace referencia del aporte.

Sin embargo el ensayo de Godelier (1986), se incorporó como uno de los estudios clásicos y necesarios en la formación de los futuros estudiosos de la antropología. No obstante, sus aportes sobre la construcción de las identidades masculinas, quedaron casi en el olvido por las estudiosas del género y de las distintas corrientes feministas, durante todo el debate y los procesos de cambios culturales de la década de los 70´s.

No fue hasta principios de este siglo (año 2000), cuando Robert Connell redactó los resultados de su investigación sobre los estereotipos de la cultura masculina de Australia y los Estados Unidos.  Documento que fue traducido al español, hasta el pasado 2005 con el título Masculinidades. En donde el lector atento de ese ensayo, podrá observar la influencia <<tras bambalinas>> de Godelier (1986) y una serie de detalles que son compartidos con Pierre Bourdieu (2000).

Entre los elementos en común, se refiere a ciertos espacios (propios de la recreación y representación pública), pero que están influenciados por la división sexual del trabajo, y que tienen por objetivo: la ostentación pública de la valentía masculina, pero también ocasionalmente, el honor femenino. A estos espacios, Bourdieu (2000) les nombró como: espacios de la masculinidad.

Por mi parte, siguiendo la senda ya trazada por los aportes de Godelier (1886), Bourdieu (2000), Connell (2005) y muchos otros especialistas de los fenómenos simbólicos. Me atreví a sugerir el término de los juegos de la masculinidad vaquera.  Entendidos, como –cito-: el “(…) desarrollo y participación de las arenas del jaripeo, rodeo norteño, el palenque, las carreras de caballos, las charreadas y la doma de caballos o yeguas brutas que se realiza en diferentes espacios del territorio del Acolhuacán” (Rivera Pérez, 2013).

Principio, que dio por resultado el descubrimiento de lenguajes simbólicos con tendencia a la representación de las relaciones de género entre los semejantes y diferentes, pero instauradas en la corporalidad de ciertos animales domésticos de los espacios rurales, semirrurales y ganaderos. Como son: los gallos de pelea, caballos, toros de lidia y para la monta, como se puede observar en Rivera Pérez (2008, 2013, 2014).

Para referencias específicas, se puede consultar la bibliografía.

Fuentes:

Bourdieu, Pierre. (2000). La dominación masculina. Barcelona, ANAGRAMA.

Connell, Robert W. (2005). Masculinidades. México, UNAM-PUEG.

Godelier, Maurice. (1986). La producción de los grandes hombres. Poder y dominación masculina entre los Baruya de Nueva Guinea. Madrid, AKAL.

Rivera Pérez, Roberto. (2014). Simbolismo animal y representación del cuerpo humano. En Pacarina del sur. Revista de Pensamiento Crítico Latinoamericano. México, UNAM.

Rivera Pérez, Roberto. (2013). Bandidos, arrieros y machos contemporáneos del Acolhuacán Septentrional. Múltiples espacios para la construcción de la masculinidad.  (Tesis doctorado). Universidad Autónoma Metropolitana. México, DF.

Rivera Pérez, Roberto. (2008). Sombreros, capotes, espuelas y navajas. Análisis del espacio y un acercamiento simbólico de los rodeos, jaripeos y palenques en un municipio del noreste del estado de México. En Gazeta de Antropología. Universidad de Granadina, Granada, España.