EXPOSICIÓN CÓDICES DE MÉXICO. MEMORIAS Y SABERES

Autor: Dr. Roberto Rivera Pérez

Como parte de los festejos por los 50 años del Museo Nacional de Antropología y los 70 años de existencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Ambas instituciones tuvieron a bien, montar la exposición Códices de México. Memorias y saberes en el mencionado museo de la Ciudad de México.

Un códice es un manuscrito pictográfico con forma de biombo, donde se explica mediante dibujos, fechas y escenas contextualizadas, la historia de grupos culturales específicos previos y posteriores a la conquista española del año de 1532. Entre las temáticas que abordan son: los descubrimientos científicos propios de la época, la cosmovisión y vida religiosa, la administración del estado militar, la economía, entre otros.
La administración del Museo Nacional de Antropología, permitió que la exposición fuese montada desde el pasado mes de noviembre hasta finales de diciembre del 2014. La exhibición estaba compuesta por 48 códices de los siglos XVI al XIX, contando con la presencia de 30 documentos del primero y el Códice Florentino como representante del último periodo. No sobra mencionar, que los manuscritos fueron elaborados en la región central del país, lo que compone los actuales estados de México, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz y la Ciudad de México. Asimismo, se dedicó un espacio a los descubridores y analistas de estos documentos; entre los personajes más destacados se encontraban: Fray Bernardino de Sahagún, Diego Muñoz Camargo, Carlos Sigüenza y Góngora, Francisco Javier Clavijero, Alejandro von Humboldt, Manuel Orozco y Berra; es decir, protagonistas que tuvieron un papel relevante en la historia nacional, y quizá hasta de América Latina.
Un detalle sumamente interesante y relevante, fue el escuchar los constantes intentos de falsas interpretaciones que realizaban en general el público espectador. Es decir, debido al Drama histórico de los 300 años de la colonia española y el deseo del exterminio de las culturas prehispánicas nacionales; resulta evidente que se necesita una formación especializada para la comprensión y lectura de estos documentos. No obstante, el público no especializado (entre los que me incluyo), tratamos de desentrañar los enigmas pictográficos con una suerte de relaciones metafóricas contemporáneas. Por tanto, al leer con detenimiento las placas descriptivas que acompañaban a cada uno de los códices, se podía comprender que muchas de las interpretaciones (no especializadas) distaban de la realidad del análisis del documento.
Esto lo consideré, como una forma contemporánea de resistencia al olvido de la herencia precolombina que aún persiste en el nacionalismo mexicano. Lo que no quita, que haya sido una muy interesante exposición y experiencia.