Política y laicidad
LAICIDAD, PENSAMIENTO COMPLEJO Y POLÍTICA
Autor: Dr. José Enrique Gómez Álvarez.
Aunque la implementación “obligatoria” de la Carta de laicidad en Francia[1] comenzará en 2015, o más bien, por eso me pareció de interés comentar un aspecto, qué no alcanzo a comprender de la misma. Me parece que la carta sigue obedeciendo a esa ilusión moderna de la unidad metodológica y uniformadora de la realidad.
Simplificando un poco, se intenta esa realización abstracta y universalizante, qué a mi modo de ver se enfrenta a obstáculos insalvables. El mismo primer artículo dice:
“1. Francia es una República indivisible, laica, democrática y social. Se garantiza la igualdad ante la ley en todo el territorio y a todos los ciudadanos, y se respetan todas las creencias”.
El problema es qué hay creencias incompatibles, ¿cómo respetarlas? Una estrategia ha sido el separarla en ámbitos “público” y “privado”. Sin embargo, es claro imaginar escenarios donde esta división es impracticable, (bueno salvo qué se sea psicótico con personalidades múltiples). Si yo creo qué
$1(1) “El alcohol debe evitarse en toda circunstancia porque altera la conciencia y lo manda el Corán”[2]
Y ahora comparemos con el artículo 2 de la Carta:
“La República laica organiza la separación entre religión y Estado. El Estado es neutral con respecto a las convicciones religiosas o espirituales. No hay religión del Estado”.
Es comprensible, y sin duda, un logro de la Modernidad, el que se busque dentro de los Derechos Humanos de primera generación, el respeto y tolerancia y en ese sentido, no hay religión qué profese “abstractamente” el Estado. El problema complejo, sin duda, es la aparente neutralidad de las convicciones. El mismo Estado Francés, cuando prohibió el uso del velo islámico en las escuelas, no mantuvo una neutralidad axiológica. Claro, qué podrá insistirse en qué racionalmente la vía correcta es suprimir las manifestaciones religiosas obvias. Y si profeso una religión no muy conocido y llevo, por decir algo, un signo en la camiseta? O qué sucede con lo político? ¿Podré llevar una camiseta del Che Guevara?, en suma, ¿Por qué? ¿Bajo qué supuesto?, ¿No es lícito qué manifieste que creo, por decir algo en los signos astrales?[3] O en el caso qué hemos ejemplificado, el no aceptar un brindis por el uso de alcohol y dar mis razones y motivos para ello. ¿Por qué no sería una auténtica tolerancia el respetar las manifestaciones de todas las creencias incluso aunque algunas de ellas me parezcan a irracionales? [4]
Dicho en términos éticos, la idea de tolerancia es delimitar en negativo, el No interferir o forzar coaccionadamente la creencia del otro, pero la cuestión de su planteamiento en positivo, no significa anularlas o decirlos qué debe creer. En ese sentido no me parece correcto, en cuanto respeto pleno a la dignidad humana el sostener: “El laicismo no se refiere a una religión en particular, porque precisamente las pone a todas en situación de igualdad. En la escuela de la República no se recibe a pequeños musulmanes, pequeños judíos, pequeños protestantes o pequeños agnósticos, se recibe a alumnos de la República”[5].
La ética planetaria, no implica ni es una expresión “new Age”, ni a una especie de buenos deseos al mundo. Significa reconocer la parte común de la humanidad, y asumir sus diferencias. Complejo, claro. El camino de los bienes humanos no es dicotómico. Regresando al ejemplo referenciado, ¿puede ser adecuado para un musulmán no tomar y a un budista sí o un ateo? La respuesta es afirmativa, siempre qué entendamos qué la contradicción está asumida en niveles diferentes, lo qué permite evitar el deontologismo abstracto de “todos ciudadanos, todos mismas normas, luego iguales”.
[1] Janz Pértez, S. “La carta de laicidad en la escuela francesa”. Reditor.com, 02102013. Consultado el 7 de febrero de 2014.
http://www.reeditor.com/pdf/11021/26/ciudadania/la/carta/laicidad/la/escuela/francesa
[2] “¡Vosotros que creéis! Ciertamente el vino, el juego de azar, los altares de sacrificio y las flechas adivinatorias son una inmundicia procedente de la actividad del Shaytán; apartaos de todo ello y podréis tener éxito. (90) Realmente el Shaytán quiere desencadenar entre vosotros la enemistad y el odio, sirviéndose del vino y del juego de azar, y así apartaros del recuerdo de Allah y del salat. ¿No desistiréis? (91) Y obedeced a Allah, obedeced al Mensajero y tomad precauciones. Y si os apartáis, sabed que a Nuestro mensajero sólo le incumbe hacer llegar el mensaje con claridad”. (Sura 5, verso 89-91). Tomado de: http://www.quranexplorer.com/Quran/Default.aspx
[3] Cf. Art. 14 de la Carta.
[4] De hecho en legislaciones de Derechos Humanos, como el artículo 4º de la Declaración de los Derechos Humanos de la OEA, se reconoce la práctica religiosa como un derecho público y privado. Cf. “Declaración Americana de los Derechos del Hombre”, Organización de los Estados Americanos. Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (Consultado el 7 de febrero de 2014). En:
[5] Janz Pérez, S. Op. cit
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