REFLEXIONES EN TORNO A LA REVISIÓN DE TRABAJOS ACADÉMICOS: LA INVESTIGACIÓN

José Antonio Ramos Calderón

Una de las actividades académicas relacionadas con el proceso de formación de los estudiantes que conlleva una gran responsabilidad por su exigencia y aporte al conocimiento, sobre todo cuando se trata de estudios de posgrado: maestría y doctorado, es la revisión de protocolos y avances de investigación, así como de tesis para su defensa.

De ahí que ser o formar parte de los revisores o de un jurado en este tipo de trabajos, implica una lectura atenta y de apertura que permita ser claro e imparcial en los juicios y argumentaciones; que conduzca a indicar con precisión las partes que requieren de un mayor desarrollo y sustentación, ya que el escrito es quien está sometido a escrutinio.
En este marco entonces, los comentarios y observaciones que se realizan remiten a una cuestión de cognición en términos del dominio de contenidos; de aplicación o uso de aspectos teóricos, conceptuales, metodológicos y técnicos; del manejo de la escritura y la redacción; del desarrollo de habilidades intelectuales como el análisis, la síntesis, la evaluación y sobre todo la argumentación. Por ello y retomando a Luhmann y Schorr (1993: IX) es posible decir que:
“(…) todo proceso educativo es, por naturaleza, un proceso selectivo, en el que los valores contenidos en el código por el que se rige, [mejor/peor], no son ni categorías morales ni criterios políticos sociales – con ellos se fija, simplemente, el patrón evaluativo de unos determinados rendimientos –“.
Lo anterior permite encuadrar la siguiente experiencia. En días recientes, se tuvo la oportunidad de formar parte de un equipo revisor en torno a un protocolo de investigación de nivel doctoral, más allá del hecho personal, lo que conviene resaltar es la estrategia empleada; pues ésta brinda la posibilidad de dirigir los comentarios tanto al alumno como al tutor, lo que coadyuva eventualmente a generar un proceso de retroalimentación entre tres participantes: el alumno, el tutor y el revisor.
Coparticipar bajo esta configuración puede traer un beneficio tanto para el estudiante como para el asesor, pues se finca en la corresponsabilidad de tres actores importantes para la generación de conocimientos.
Enmarcar la revisión en la propuesta teórica de sistemas de Niklas Luhmann, implica considerarla como una observación de segundo orden (observación de observaciones), una observación que puede arrojar luz sobre los “puntos ciegos” que un observador de primer orden no ve; no por incapacidad, sino simplemente porque las intenciones y los referentes que emplea permiten ver determinados aspectos y no otros. Así, “(…) para ver lo que un observador no ve es necesario un observador de segundo orden que observe tal observación sin coincidir con ella” (Corsi, et al. 1996: 119).
En esta perspectiva se tiene la oportunidad de “indicar puntos ciegos” en el trabajo, con la intención de contribuir al desarrollo de la investigación y que ésta logre presentar argumentos coherentes y consistentes que tengan un aporte al conocimiento; esto se logrará en la medida en que las investigaciones se fundamenten o tengan un sustento teórico, conceptual, metodológico y técnico firme, claro y preciso.
En este marco finalmente, es importante señalar que no se habla de una postura en particular, de un paradigma en especial; sino sencillamente de la posibilidad de desarrollar conocimientos que contribuyan a una mejor comprensión, explicación o interpretación de lo que ocurre en la sociedad contemporánea.

CORSI, Giancarlo; Elena Esposito y Claudio Baraldi (1996). GLU: Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann. Anthropos-UIA-ITESO, México.
LUHMANN, Niklas y Karl Eberhard Schorr (1993). “Apéndice. Presupuestos estructurales de una pedagogía reformista. Análisis sociológicos de la pedagogía moderna”, en Niklas Luhmann y Karl Eberhard Schorr (1993). El sistema educativo. Problemas de reflexión. Universidad de Guadalajara-UIA-ITESO, México.