Música y Reconocimiento

MÚSICA Y RECONOCIMIENTO

AITA DONOSTIA, JOSU OKIÑENA

“Pienso que el disco de Okiñena va a abrir muchas puertas en la difusión internacional de una música tan sorprendente como no excesivamente difundida” J. Á. Vela del Campo.

Pianista, docente, investigador, entusiasta pensador, Josu Okiñena dio a conocer, recientemente un original trabajo, bajo uno de los sellos más reconocidos de la industria de la música.

Actualmente Okiñena coordina el Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene. Entre el conjunto de sus destacados logros, se ha caracterizado por congeniar el trabajo artístico con la investigación y la docencia.

En marzo de 2011 recibió el premio de investigación de la Universidad del País Vasco y el Orfeón Donostiarra por su trabajo sobre el Padre Donostia titulado “La comunicación autopoyética, fundamento para la interpretación musical: su estudio en la obra para voz y piano de J. A. Donosita”.

Interesado en las teorías de la complejidad, Okiñena se encuentra estableciendo un puente para la investigación y el debate desde esta perspectiva con la música de primer orden en la cultura vasca y del mundo.

AITA DONOSTIA es el título del disco con el que Okiñena regresa a su origen y nos descubre la hermosa música de Donostia, dormida y olvidada durante décadas. Okiñena, nos muestra el lado más universal de este autor al que domina y conoce, el sacerdote y compositor J. A. Donostia. Nota a nota, lo que ofrece Okiñena es un descubrimiento constante de una obra con poca difusión, pero de primera línea.

Así se refiere el crítico J. Á. Vela del Campo al trabajo Aita Donostia:

El pianista Josu Okiñena ha enfocado con sutil inteligencia en su planteamiento interpretativo todo ese flujo de complicidades que definen la obra de Donostia. Su cultura del teclado es amplia y tiene sentido común (programa a veces en sus recitales la música de Donostia junto a la de Bach), la componente investigadora está siempre a flor de piel (su apabullante tesis doctoral en la Universidad de Valladolid versa, qué bien, sobre Donostia) y, sobre todo, sale a flote con una naturalidad asombrosa el afecto y la admiración que profesa a esta música. Este cóctel de conocimiento y cercanía da a su interpretación un sentido que roza lo que normalmente denominamos como “milagroso”, que no es otra cosa que una combinación de entrega y profundidad.