¿Patentes (gen) éticas?
Por: Dra. Diana Jimenez
El jueves 13 de junio de 2013, nos enteramos de la decisión histórica que tomó el Tribunal Supremo de los Estados Unidos respecto al control de patentes en genómica humana. Esta resolución tiene antecedentes en los trabajos científicos que, a mediados de los noventa, pusieron en la cumbre a la empresa biotecnológica Miryad Genetics, cuyo equipo científico logró por primera vez aislar la estructura de dos genes directamente vinculados con la predisposición al cáncer de mama y ovario (BRCA1 y BRCA2).
¿Qué sucedió con este logro? El avance científico fue traducido en una patente, así es como si de un invento se tratara. Esta patente impedía a cualquier otra empresa en el mundo realizar pruebas genéticas de prevención o diagnóstico para los padecimientos citados. Es decir, pasamos de avance médico para la humanidad, a negocio redondo y voraz. Este dilema bioético, tampoco es nuevo, pero señala un hito porque la patente radicaba en mantener los derechos de una característica humana universal, femenina, como un producto privado y de lucro.
Después de años de proceso, la semana pasada se dictaminó que, ni Miryad Genetics, ni ninguna otra empresa interesada, legislada por EEUU, podrá repetir el episodio. La puerta a patentes queda abierta, únicamente, en el caso de secuencias genéticas sintéticas (leídas como un invento científico). No obstante, la puerta a las reflexiones éticas y políticas de estas investigaciones humanas es inmensa.
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