Complejidad y Administración una muy breve reflexión teórica
Dr. Roberto Rivera Pérez
Docente investigador de Multiversidad Mundo Real Edgar Morin
Justo después de los descubrimientos de algunos de los principios de la física cuántica, acompañado de la propuesta de la dinámica de los sistemas disipativos, el desarrollo tecnocientífico de la teoría de la cibernética, la confluencia de las teorías de cuerdas y de redes.
Siendo todos los anteriores, algunos de los ejemplos de las confrontaciones paradigmáticas que han sido los motores de las revoluciones científicas (LRC). Principalmente la primera (los hallazgos en la física cuántica), fue el parteaguas que impugnó por completo la mayor parte de los principios de la física mecánica, sin invalidarlos, pero dando cuenta, de que: a) No existe una verdad única, absoluta y totalizadora, b) Existen múltiples niveles de realidad en un solo contexto de múltiples dimensiones, como también los sugieren la confluencia de las teorías de cuerdas y la transdisciplina, c) Será necesario repensar la relación entre el sujeto-objeto, pero también las condiciones en las que se ha enseñado, transmitido y compartido el conocimiento en general y el desarrollo científico a la humanidad.
Escenario general, en donde poco a poco se han ido reuniendo las teorías de la complejidad (como son: las ciencias de la complejidad, la termodinámica de no equilibrio, la teoría del caos, el pensamiento complejo, la teoría de lógicas no-clásicas, las teorías de redes, general de sistemas, la cibernética, entre otras, Byrne 1998), y a su vez, se han ido insertando paulatinamente desde el aporte teórico o metodológico (interdisciplinar y transdisciplinar) en el seno de disimiles disciplinas, sus estudios, investigaciones y la presentación de resultados en el muy selectivo mercado de las ideas.
Donde las escuelas (o pandillas epistémicas) de la administración, tales como: de la eficiencia y producción en masa, del enfoque conductual, de la calidad, del proceso administrativo, del enfoque sistémico, de las organizaciones, por objetivos, de la ética de los procesos, entre muchas otras más. Han entendido de manera general por administración: “al proceso de la toma de decisiones sobre los objetivos y la utilización de los recursos.
Abarca cinco tipos principales de decisiones, llamada también procesos o funciones: planeación, organización, liderazgo, dirección y control” (Cesar Amaru, 2009).
La cita anterior, permite considerar los siguientes detalles: los recursos sin importar su origen, pero predominantemente naturales, son escasos y no renovables –como también lo sostiene el principio de los sistemas complejos, los cuales son abiertos y termodinámicamente disipativos-, los recursos también deben ser organizados, a fin de garantizar su mejor acceso, distribución, empleo y desecho.
Cabe enfatizar, que nuevamente aparece la idea de un orden, socialmente impuesto y que genera certidumbre en el desarrollo de las acciones y demás procesos, donde la ciencia y la tecnología serán los instrumentos de sujeción de la propia naturaleza; obviamente desde la perspectiva del paradigma simplificador.
En ese sentido, todas las escuelas (o corrientes) de la administración en el ámbito mundial, reconocen la interrelación de cuatro principios fundamentales: la organización, el sistema, el contexto y la estructura, y que a su vez, dialogan directamente con los cinco procesos anteriormente mencionados. Donde cada una de las corrientes (o pandillas epistémicas) de la administración disciplinar, enfatizará su atención a la confluencia de determinados principios y su relación con procesos específicos, donde la elección se supeditará a los intereses de los investigadores, los inversionistas y empresarios.
Varias de las escuelas de la administración, pero particularmente las corrientes de la eficiencia y la producción en masa, así como del proceso administrativo, en un principio se manejaban o enfocaban en una relación unidireccional determinada de causa-efecto- consecuencia, o en tecnicismos propios de la administración: entrada-proceso-salida, pero a fin de cuentas un proceso lineal, unidireccional y determinado que no considera el cambio en las condiciones iniciales y en el desarrollo (las fluctuaciones), la posibilidad de la eventualidad y la emergencia, y mucho menos el papel de la agencia de los sujetos que participan, intervienen y transformar el mismo proceso.
Conscientes de algunos aspectos anteriormente mencionados, pero particularmente del efecto de omitir el papel de la agencia (capacidad de decisión) de los sujetos involucrados.
Las escuelas de la calidad japonesa, seguida por la corriente del enfoque conductual y la ética en los procesos, comenzaron a idear una serie de modelos, esquemas y alternativas que poco a poco fueron involucrando el capital humano e intelectual en la relación dialógica entre la entrada, su proceso y su salida.
Particularmente la escuela de la calidad japonesa, sugirió el modelo espina de pescado o Ishikawa. El cual, a partir de un análisis retrospectivo de un evento emergente y no esperado, que a su vez causó un problema al interior de la empresa o en la salida del producto o servicio, se dedica a la identificación de los componentes, los participantes (áreas o departamentos), así como la confluencia de las relaciones, a fin de entender y explicar qué fue lo que falló, y con ello evitarlo en un futuro próximo.
En ese sentido, el modelo Ishikawa también podría ser considerado como un modelo lineal, pero en sentido retrospectivo a la flecha del tiempo, sin embargo sus resultados han sido considerables. Otra de las corrientes de la administración que se dedica a identificar a los agentes participantes, los contextos y la confluencia de las áreas en los procesos previos a la salida de los productos o servicios ofertados, es la escuela de los enfoques sistémicos.
La cual, apoyada de la teoría general de los sistemas (una de las corrientes de las teorías de la complejidad), considera a las organizaciones como una serie de sistemas compuestos de elementos y componentes interdependientes, y que cada uno en particular puede verse afectado por condiciones emergentes, eventuales y hasta caóticas, por ser procesos relacionados a los sistemas complejos, los cuales irremediablemente sufren la perdida de energía (entropía) en el trabajo que realicen por mínimo que este sea. Entendiendo a este tipo de sistemas, como: “una representación de un recorte de esa realidad, conceptualizando como una totalidad organizada, en la cual los elementos no son “separables” y, por tanto, no pueden ser estudiados aisladamente” (García, 2013).
Una de las primordiales enseñanzas de la escuela de la administración por sistemas, secundada por las corrientes de la administración por objetivos y de la ética en los procesos, ha sido que el elemento fundamental en todos las etapas de los procesos administrativos (la planeación, la organización, el liderazgo, la dirección y el control), no son las máquinas, los procesos en sí mismos, el capital económico invertido o las instalaciones. Sino la actitud y demás aptitudes que tienen cada uno de los miembros de la empresa que colaboran en la consolidación de los resultados esperados, es decir: el capital humano. En ese sentido, también se privilegia a los constructores de las ideas –en términos de Drucker, 2014-, es decir: grupo de personas (intelectuales) cuya principal función o labor será el idear y construir los modelos, pensar en nuevas formas de procesos, pero también sugerir mejoras en los productos o servicios que se ofertan o pueden ser futuramente presentados al
mercado.
Y sin lugar a dudas la única certeza que se puede considerar, es: tanto el mercado, el producto, como el proceso necesario para realizarlo, dependen de una serie de factores emergentes e imprevisibles, a pesar de los mejores esfuerzos por predecir los resultados, entre los que ahora también hay que considerar el gusto del consumidor.
De ahí la necesidad de fundamentar y construir un diálogo horizontal y no jerárquico entre las disciplinas existentes, así como acoger las metodologías y demás apuestas de las diferentes corrientes de las teorías de la complejidad.
Referencias:
Byrne, D. (1998). Complexity theory and the social sciences. An introduction. USA: Routledge
Cesar Amaru, A. (2009). Fundamentos de administración. Teoría general y proceso administrativo. México: Pearson.
Drucker, P. (2014). La administración en una época de grandes cambios. México: DeBolsillo
García, R. (2013). Sistemas complejos. Concepto, método y fundamentación epistemológica de investigación interdisciplinaria. México: Gedisa
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