El tercer bucle reflexivo de un autor inagotable
Tratar de distinguir grandes etapas en la obra de un personaje tan prolífico como Edgar Morin puede correr el riesgo de la simplificación, hasta la caricatura. Sin embargo tiene sentido, como parte del propio proceso de institucionalización de un pensar complejo, evidenciar tres pilares:
Historiador, sociólogo, pedagogo, epistemólogo, filósofo… su ambición abarca todos los campos del conocimiento humano. Tres periodos la caracterizan: Después de haber dedicado varios años a la cuestión del Método de conocimiento, una segunda etapa de su obra consistió en aplicarlo a la problemática educativa, mediante obras que impactaron profundamente la comunidad intelectual en las ciencias de la educación a finales del siglo XX y principios del siglo XXI (La cabeza bien puesta, 1999 - Los Siete Saberes, 2000 - Educar en la Era Planetaria, 2003).
Hoy en día -y nuestro propósito en este modesto artículo consiste en sugerir la profunda coherencia interna que anima todo este proceso- su reflexión reivindica una preocupación creciente hacia las problemáticas de orden económico-social, tales como la extrema pobreza, el acceso a la salud, la igualdad de todos ante la ley y la lucha contra la marginalización ciudadana. Así, en sus obras más recientes, como La Vía, 2011, Los Caminos de la Esperanza, co-escrita con Stéphane Hessel en 2012, o incluso el prólogo que redactó en 2013 para la obra del presidente de la República de Ecuador, Rafael Correa (De Banana Republic a No Republic) el verdadero protagonista de la reflexión no es nada menos sino el propio tema de la cohesión entre seres humanos, a escala global, y desde la triple perspectiva -siempre compleja- de lo económico, lo social y lo cultural.
Este paso conceptual no nos sorprenderá de parte de un autor acostumbrado a relacionar las disciplinas para mejor solucionar problemas concretos. Aparece por lo resto tanto más coherente, dentro del sistema de pensamiento complejo, cuanto que existe una conexión cronológica y lógica entre los retos de la cohesión social y los de la educación. El Dr. Carlos Delgado, presidente del Consejo Académico Internacional de la Multiversidad “Mundo Real” Edgar Morin, lo expresa en estas palabras:
“Si nos mantenemos en el camino trazado por los procesos concurrentes desde la modernidad, Latinoamérica tiene un futuro asegurado: seguir a la zaga de los países más desarrollados, reproducir los modelos de dominación, y sobrevivir en la imposibilidad de superar atrasos, discriminaciones y desigualdades, condenada al intento permanente de alcanzar una cima que estará cada vez más distante. Emprender el camino de la reforma del pensamiento y la enseñanza significa la apertura de nuevos umbrales de futuro donde no tendremos otra cima por alcanzar como no sea el desenvolvimiento de las múltiples potencialidades contenidas y condenadas al raquitismo y la aniquilación durante siglos de dominación.
Abandonar el futuro asegurado y abrirnos a la posibilidad de futuros diversos abre las puertas... a la superación de los aislamientos; al vínculo de la reforma educativa y el pensamiento progresista latinoamericano, educativo y sociopolítico: a la conjunción de las tareas de cambio institucional y social, tanto en la institución educativa y la educación, como en las instituciones sociales y la sociedad en su conjunto.”
* Cronológica, en la medida en la cual la educación es el primer campo de operacionalización. (Paralelismo con Durkheim: Las reglas de método sociológico + El suicidio)
La operacionalización consiste en esta dinámica de paso entre un edificio metodológico general y su traducción efectiva en un proyecto determinado de investigación. Si, en una continuidad cartesiano-positivista, la fase de operacionalización consiste -como lo vimos- en un proceso discriminatorio (en la medida en la cual el no respeto de las reglas definidas por el Método provocan de jure una exclusión del investigador y de su investigación del campo de la cientificidad), resultará a cambio integrador en la perspectiva de un Meta-Método complejo. No se tratará pues de DEDUCIR un conjunto de reglas concretas del zócalo epistemológico que los precede, sino de INSPIRARSE más generalmente del “yoga mental” que representa, según las palabras de Edgar Morin, el método complejo. En la obra de Morin, este vaivén entre la necesidad de refundación epistemológica y su aspiración a una transcripción operativa, constituye uno de sus leitmotiv estructurales, y no parece tampoco casual que haya dedicado una parte tan importante de su producción intelectual (en términos de páginas redactadas, de ponencias ofrecidas y tiempo invertido) a la cuestión de la reforma educativa, en especial con el libro Los siete saberes necesarios, cuya difusión extensa en los cinco continentes contribuyo a forjar la visibilidad internacional del pensamiento morineano en las problemáticas educativa.
* Lógica, porque el éxito de una verdadera transformación educativa es la primera condición de posibilidad para una reforma profunda en el plano de la democracia cognitiva y la emergencia de nuevos vínculos éticos a escala planetaria.
Autor: Dr. Nicolas Malinowski
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