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"BICENTENARIO DE CHILE Dos siglos de historia a fuerza de sudor, acero, lágrimas, éxitos y fracasos. Docientos años que en la cosmología es nada. Un polvo en el espacio, pero también un hito en la cotidianeidad antropológica de este pequeño y acogedor planeta, el único que tenemos por el momento. Docientos años de forjar una pequeña nación ubicada en la estreches de la cordillera de Los Andes y las profundidades del Océano Pacífico. Herederos del castellano y de las costumbres del campo: pan amasado, charcán de harina, cazuela de pava con chuchoca. Humitas, sopaipillas, empanadas, mistela. Vivir en medio de las islas sureñas.

Pervivir en el desierto más tórrido del planeta. Habitantes mayoritariamente humildes. Trabajando el pan de la tierra, cultivando mieses de ilusiones. Siempre engañados, siempre sufrido. En su mayoría, maltratados por sistemas foráneos, ajenos a la propia idiosincracia. Docientos años dentro de 14 mil años de plena historia de los primigenios habitantes indomable y nobles que coexisten con los cuatro elementos: aire, para respirar y vivir. Tierra, para sembrar y cosechar esperanza. Agua, para saciar la sed de justicia y fuego para purificar las malas intenciones. Bicentenario de glorias literarias y caídas históricas. Bicentenario de tórridas e innecesarias batallas. Consumando destinos con apellidos extranjeros. Doscientos años de hielos eternos, de archipiélagos en tierra del Fuego. Conjugación de Chilotes, Pampino, huaso, obrero, pituco, maestro y poetas. Dos siglos después en la óptica del desenfreno, de la apatía y el desasosiego. Dos siglos cultivando frijoles, abriendo sendas ignotas, surcando leyenda y destinos. Centralismo exacerbado y cargante, no sé porqué, o para qué. Futuro de Autonomía plena, de Etnias seguras y pluripensantes. Formación desde la laboralidad y no la meritocracia ni el nepotismo. Una manera y modo absolutamente distinto de pensar, de vivir, de razonar, de alimentarse, de coexistir, de asegurar la propia vida "

ATILIO LAURENCE ALMAGIA
chile