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"Quisiera acoger en mi pensamiento algunas raíces de la Pedagogía Maturana que bien señala el ser humano es un ente emocional y no eminentemente racional. Somos seres emocionales que sentimos el alma cuando ésta se disloca del espíritu y principiamos a ser y sentirnos "otros" distintos. Dejamos de poseer la verdad, la claridad, el poder propio, el temor al miedo y se nos aleja la paz interior de nuestro espíritu.

Recientemente un colega estuvo hospitalizado con un cuadro clínico muy complejo; él, según me cuenta, asumió su dolencia y entrego su existencia a Dios: se salvó En qué medida nosotros también asumimos nuestro dolor...cuando nos damos cuenta que los logros materias incluso también los intelectuales poco sirven de cara al sufrimiento que empezamos a sentir cuando nuestra psique por alguna razón que seguramente y no lo pongo en duda es divina, se disloca del alma-cuerpo-espíritu. Qué hacemos entonces cuando nuestras visceras entran en pánico y tercianas, qué ocurre cuando sobreviene el descontrol y el desequilibrio psicofísico y funcionamos como zombie. Allí choca la ola de nuestro poderío intelectual, hasta ahí llega nuestra fuerza cognitiva..el ego principia a diluirse cual grano de azucar en un vaso de agua. Nuestros sentidos se agudizan y discriminaos la diferencia conceptual más mínima. Nos sentimos distintos; ni mejores ni peores. se nos hace cada día más odioso la evaluación comparativa, los resultados cuantitativos, las mismas noticias morbosas y tendenciosas, evitamos salir de noche por la inseguridad de las tinieblas Si somos seres emocionales porqué estamos supeditados a una educación cognitiva que abarca cierta zona cerebral? Es más; copiosos contenidos académicos obligan a memorizar áreas del cerebro con un fin posiblemente curativo o de ayuda. Cuando Dios disloca el alma del espíritu, el cuerpo acusa recibo y fuerte: descontrol, desmotivación, desgano, entropía fisiológica, orgánica, inanimación afectiva, es la señal de asumir y hacer u"

Dr. ATILIO LAURENCE ALMAGIA
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